La Bitácora de la Lucer
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El semáforo dio verde y se preguntó por qué no había durado toda la vida ese momento… Tantos semáforos enloquecidos en la ciudad, como si tuvieran vida propia y empeñados en jugarle sólo trágicas sorpresas a los ciudadanos.
En eso un mensaje texto le decía: “Qué lástima. Sos como esas estrellas fugaces, hermosas pero de aparición muy breve y esporádica”.
Fue el inicio de los besos más ricos, de esos que al recordarlos vuelven a estremecer, de jadeos y abrazos, de esos que hacen perder el sentido.
Esa fue la luz roja que marcó el parteaguas de su vida.
Domingo, 6 de febrero de 2011.