La Bitácora de la Lucer
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Sentada en la puerta de su casa vio venir la procesión de tres. Primero no entendió y luego cuando le cuadró la ecuación, sonrió con malicia y pensó: Es verdad aquello de que verás el cadáver de tu enemigo pasar. Se dice que la venganza es un plato que se come frío y que es el manjar de los dioses, sin embargo cuando sucede, a veces resulta que el deseo ya no se halla en el mismo lugar y es, entonces, que lo que pudo ser gozado como un acto justiciero, no lo es.
Ya lo dijo el bueno de Borges “el olvido es la única venganza y el único perdón”.
El olvido, a más de lo que ha dicho el amigo Borges (ahora es mi amigo, pero él nomás no sabe), es también el mejor remedio a la extraña enfermedad que nos aqueja cuando hay una arritmia sentimental.